miércoles, 1 de julio de 2020

Capítulo 3




Mauro toca a la puerta del cuarto de su hermana. Le habla de tonterías hasta que le pregunta:
--¿es verdad que tu amiga es virgen?
--y porqué te interesa?
--bueno, es una chica y yo soy un chico... Tampoco es raro que me pueda interesar...
Isabel se pone a la defensiva:
--¡¡A Esperanza la conoces de niña y nunca te habías fijado en ella¡ ¡¡¡Ella ha sufrido mucho¡¡
--si ya sé que su madre murió cuando era niña ¿por eso es virgen?
--¡¡si lo que quieres es burlarte de ella, satisfacer tus instintos de macho estando con una virgen, olvídalo¡¡
--yo no le quiero hacer nada malo.
--¡¡no te voy a permitir que te burles de mi amiga¡
Mauro mira a su hermana con timidez:
--yo no he dicho que quisiera nada, sólo es que me sorprendió que a su edad sea virgen.¡¡debe ser la única¡¡
--si y olvidala... su abuela la obliga a llevar vida de monja y Esperanza nunca haría nada que la decepcionara... para acostarte con ella te tendrías que casar... ¡¡ahora vete¡¡
Mauro se va, no puede evitar poner cara de depravado. 





Esa tarde, Mauro se dirige a casa de Esperanza. LLeva un ramo de rosas. Se siente inferior a Sebastián , le quiere demostrar que es tan hombre como él, que es capaz de hacer que una chica le entregue su primera vez y encima estando educada para no hacerlo. Sebastián ha tenido la misma idea. Ha estado vigilando la casa de la joven y cuando la ve llegar con la compra se acerca a ella, se hace el distraído y choca con ella. A la chica se le cae la compra.
--que pena contigo... perdona
Él la ayuda a recoger. Esperanza nunca había estado tan cerca de un chico porque su abuela siempre le ha hablado mal de todos. Sebastián le sonríe y ella siente algo especial por él. Mauro los ve de lejos. Tira el ramo. Siente rabia porque sabe que con su amiga en medio no tiene oportunidad. Sebastián le agarra las bolsas a Esperanza.
--no te molestes.
--Es lo menos que puedo hacer.
Él le guiña el ojo y ella siente rico. Mauro los mira de lejos con rabia. Sebastián conoce a Constanza, la abuela de Esperanza. La mujer pese a que siempre ha detestado a los hombres queda encantada con Sebastián.
--que amable de ayudar a mi nieta. Yo no puedo cargar mucho. Tengo mal la columna. Me duele tener que molestar a mi nieta.
Sebastian mira de reojo a Esperanza. Se da cuenta que ella siente algo por él y está seguro que "conquistando" a la abuela se meterá más fácilmente en la cama de la nieta.
--pues si quiere yo puedo venir todas las tardes y le hago la compra.
Sebastián se muestra como el caballero perfecto.
--¿en serio? ¿no te molesta?
--será un placer.
Esperanza enseguida dice:
--¡¡ves como no todos los hombres son malos¡¡
Sebastián mira con una sonrisa a la abuela.
--¿es que nos odia?
Él se muestra muy simpático.
--es que yo fui madre soltera... también mi hija... No quiero que le pase lo mismo a mi nieta.
--Yo no soy así... yo no soy como los otros chicos tan obsesionados con el sexo.
Tanto la abuela como la nieta quedan encantadas con ese joven tan guapo que se muestra como un fiel corderito. Mientras se muestra como el perfecto caballero, Sebastián dice para sí:
--tranquila, abuela, que me voy a tirar a su nieta pero me pondré condón.
Sebastián queda con Constanza para el día siguiente. Él guiña el ojo de reojo a la nieta. A  Esperanza le gusta pero es tímida, Sebastián se va muy contento seguro que esa batalla ya la tiene ganada. Al salir del edificio, Mauro se le lanza al cuello. Está molesto.
--¿¿qué haces aquí?¿¿¡¡qué quieres de Esperanza??¡
Sebastián le sonríe seductor:
--pues que voy a querer... tirármela.
Mauro llora de rabia:
--¡me gusta a mí¡¡
--¡¡y a mi¡¡
--¡¡quedamos que si me gustaba una chica me la quedaba ¡
Mauro apela al cariño que su amigo siente por él para que se retire pero, aunque lo quiere como a un hermano, las hormonas las tiene demasiado revolucionadas:
--¡¡no es justo¡
Los dos amigos se enfrentan como verdaderos rivales:
--tú solo te la quieres tirar.
--bueno... nunca he estado con una virgen. --se justifica Sebastián.
--ni yo.
Mauro sabe que tiene las de perder así que trata de tocar la vena sensible.
--Sebastián, si eres amigo déjala para mi. ¿No ves que es lo que me conviene? una chica que no me pueda comparar con otro.. tú puedes tener a la chica más guapa que se te dé la gana, a lo mejor Esperanza es la única chica para mi.
pero las ganas de estrenar a esa joven son mucho más fuerte que todo:
--no me puedes pedir esto.--le suplica Sebastián.
--está bien... ¡¡pues no la apostamos... a ver quién de los dos se acuesta con ella antes¡ --suelta Mauro sin pensar.
Sebastián se le ríe:
--¡¡no podemos apostar eso... sabes que voy a ganar¡¡
La seguridad con la que habla Sebastián hace que Mauro quede herido en su amor propio:
--¡¡¡quien pierda tiene que salir en bolas por todo el barrio y con las manos en la cabeza¡
--vas a perder... --advierte Sebastián burlón...
--¿¿¡¡es que tienes miedo??¡¡ ¡¡eres un gallina¡
--¡¡trato hecho¡¡
Mauro se arrepiente en seguida porque sabe que es muy difícil que sea él quien gane pero no dice nada. Sebastián también se arrepiente porque no se quiere enemistar con su amigo pero sus muchas las ganas de acostarse con la nieta de Constanza…



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