Mauro está muy agitado con las palabras de Esperanza en su cabeza, esas palabras que no le puede decir a nadie que las sabe porque las ha escuchado en una grabadora que había escondido. Aunque le duele un poco que Esperanza reconozca que si se acostaría con Sebastián y no con él, sabe que si logra ser novio de ella Sebastián no podrá acercarse a ella. Se acerca a casa de la joven con un ramo de flores. En un bar cercano a la casa está Sebastián tomando un café con Constanza después de ir al supermercado. La mujer está encantada con el amigo de su nieta y Sebastián se deja llevar. Se entretiene con Constanza. No se da cuenta que su amigo le podría estar ganando la partida. Mauro toca a casa de la joven con un ramo de flores. Está muy nervioso. Iba ensayando durante todo el camino lo que le tiene que decir para no quedarse en blanco. Una vez frente a ella no sabe bien qué decir. Se le traba la lengua unos segundos pero finalmente dice:
--¿quieres ser mi novia?
A ella le toma muy sorpresa esa propuesta pero no se lo piensa:
--sí.
Mauro está feliz, se lanza sobre ella bastante torpemente. La besa y ella se aparta asustada.
--perdona... yo... ¿tan mal beso?
Mauro agacha la cabeza avergonzado. Tímida ella le dice:
--es que nunca me habían besado.
Mauro la mira con orgullo:
--¿en serio?
Ella hace que sí con la cabeza. Él la mira pícaro:
--¿y no te gustó?
De nuevo hace que sí con la cabeza. Mauro se siente muy orgulloso de su logro. Siente que por fin ha vencido a Sebastián:
--pues si te gustó el primero... te gustará más el segundo... (le da un pico) y el tercero... y el cuarto...
Le da varios veces breves hasta que se funden en un beso apasionado. Mauro la quiere arrastrar hacia el dormitorio pero ella se aparta. Lo mira decepcionada:
--¡¡supongo que no me has pedido que sea tu novia para acostarte conmigo ¿no?¡
Mauro trata de ocultar su cara de culpable:
--¿cómo crees?
Esperanza no cree en él del todo:
--que quede claro que sólo haré el amor con mi marido. Así que no pierdas el tiempo. Si quieres damos por acabado esto.
Mauro siente rabia recordando las palabras de la joven a su hermana diciendo que no rechazaría a Sebastián si quisiera hacer el amor con ella. Le duele pero no quiere que su amigo gane la apuesta, además Esperanza es la primera novia que tiene y con eso ya la vale. No necesita ganar la apuesta, se conforma con que no la gane Sebastián.
--si te soy sincero yo soy casi virgen, no es algo que me preocupa. Prefiero tener novia. Nunca he tenido novia.
--¿no?
Él la mira tímido:
--Puedes pensar que soy tonto y si no quieres ser mi novia, lo entenderé.
La ternura que desprende la convence. Esperanza está segura que él es el hombre que le conviene.
--claro que quiero ser tu novia.
Mauro y Esperanza se besan apasionadamente. En eso que se hable la puerta y los sorprenden Constanza y Sebastián.
--¡¡hija, ¿¿¡qué es esto?¡
Constanza está muy escandalizada:
--¡¡¡¡¿¿cómo metes a un hombre en mi casa cuando yo no estoy??¡
--ay abuela, no hace ni media hora que te has ido ¿¿qué me iba a dar tiempo a hacer con él??
Sebastián mira con rabia a Mauro. Éste con una sonrisa victoriosa dice:
--señora, ya sé que no es la mejor manera de conocernos. Yo soy Mauro, el hermano de la amiga de Esperanza. Conozco a su nieta desde que era niña. Le aseguro que yo nunca le haría daño. Le pido disculpas por este incidente, es que no me he podido controlar. Estoy aquí para pedirle permiso para ser novio de su nieta.
Sebastián no da crédito a lo que pasa. Los dos amigos se miran con rivalidad. Esperanza abraza a Mauro:
--yo le dije que sí pero si es que no... No.
Constanza no está nada convencida:
--es que hija, los hombres van a lo que van. Todos son unos cerdos. Menos Sebastián... Yo me habría sentido más tranquila si salieras con él.
Sebastián mira riendo a su amigo. Aún no hay nada decidido. Mauro antes que su amigo diga algo dice:
--señora, Sebastián le dará buenas referencias mías. él y yo somos como hermanos. Si se fía de él se tiene que fiar de mí.
Esto es toda una victoria para Mauro que Sebastián no puede negar.
--¿verdad que sí? --dice Mauro con ironía y abrazando a su amigo por los hombros.
Sebastián hace que sí con la cabeza. Resignada, Constanza dice:
--bueno si eres amigo de Sebastian, sé que eres de fiar... pero tú yo tenemos que tener una charla. No quiero que te pases de listo.
Mauro mira burlón a su amigo que se muere de rabia por haber ayudado a su amigo a derrotarlo. Entonces es cuando Esperanza dice:
--ya le dije que no me acostaré con nadie hasta después del matrimonio.
--¿y aceptó? --Constanza insegura.
--puede confiar en mí.
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