Capítulo 4

Tal y como quedaron, Sebastián va a casa de Esperanza. Su abuela ya está lista.

--si no te molesta yo te acompaño. Así compro lo que quieras y luego me llevas las bolsas.

--si claro.

Sebastián le guiña el ojo a Esperanza. Lo suyo es lento pero seguro. Total sabe que tiene las de ganar. No cree que su amigo pueda hacer nada. Al rato vuelven a llamar al timbre. Es un mensajero con un ramo de flores. Y la tarjeta: si quieres saber quien te las manda sal al balcón. Ella sale ilusionada y ahí está Mauro dispuesto a seducirla mientras que Sebastián pasa el rato con la abuela.

Semanas después , Esperanza está hablando con su amiga Isabel en el cuarto. Se han asegurado que Mauro no esté en la casa. No sabe que el hermano de su amiga ha dejado una grabadora y es que lleva tiempo intentando saber qué sentimientos tiene esa joven sobre él.

--No sé qué le ha dado a tu hermano y a su amigo pero desde hace dos meses están todo el día pendientes de mí.

--Ese par juegan sucio. No te fíes.

--Yo creo que le gusto a los dos.

--Yo creo que los dos sólo juegan contigo. Siempre compiten con las chicas. Son idiotas.

--Sebastián es tan dulce, aunque está casi más pendiente de mi abuela. No me ha dicho nada.

--¿y mi hermano?

--Es dulce, siempre me regala flores  pero es muy tímido.

--¿y a ti cual te gusta más?

--¿te soy sincera?

--Sí, claro. Somos amigas.

--De tu hermano me gusta su ternura pero es demasiado tímido. Sebastián es muy guapo, galante. Pero creo que está demasiado acostumbrado a que toda mujer se le tire en los brazos.

--¿es que se ha propasado contigo?

--No... no... (aunque piensa en el fondo que le gustaría) pero es que con Mauro si podría tener una relación tierna, sin sexo. En cambio con Sebastián... Sé que él no podría estar con una chica sin sexo.

--¿y a ti no te apetece? Yo no podria vivir sin sexo...

Esperanza sonríe tímida y dice:

--cuando miro a Sebastián sí...sólo pienso en cometer una locura de la que luego me voy a arrepentir.

Las dos se ríen.

--¿y entonces? Lo harás con él?

Esperanza está muy sofocada. Se debate entre lo que quiere hacer y lo que siente que debe:

--a mi abuela la mato y ella ha sido una madre para mi y sufrió tanto. Si la hago sufrir almenos que sea por un hombre que me quiera... No estoy segura que Sebastián sea ese hombre.

--pero te gusta.

--si, me gusta y sé que si me dice algo no voy a poder rechazarlo.

Isabel piensa que ella se acostaría con los dos así que no entiende las dudas de su amiga:

--¿y entonces? saldrás con él?

--Es que sé que si salgo con él será para hacer el amor y me da miedo. Dejaré que sea el destino. Ya que tu hermano y su amigo están detrás mío... que será el primero que me lo pida el que obtenga el sí. Con Mauro tendré la ternura, la seguridad que me respetaré hasta el matrimonio, con Sebastián sé que será el final de mis principios, que sea el destino quien decida qué hago.

Sin imaginar que al fin ese día su truco de la grabadora ha funcionado y descubrirá lo que estaba esperando, Mauro regresa a su causa impaciente.

--¡¡Mauro¡¡

Es Sebastián el que lo llama. Mauro no tiene ganas de hablar con su amigo. Sebastián corre para que no se vaya, le agarra del brazo.

--oye... ¿qué pasa contigo?

Mauro mira a su amigo distante algo que lastima a Sebastián.

--tengo prisa.

Sebastián no entiende la reacción de su amigo.

--oye,¿es que estás enfadado conmigo? Hace ya dos meses que no me hablas.

Mauro lo mira incrédulo:

--¡¡si claro... desde esa apuesta porque tú no te quisiste retirar para que yo conquistara a la chica que me gusta¡¡

Mauro habla a su amigo atacándolo, como si fuera culpable de un delito. Sebastián se defiende:

--¡¡Venga tío, a ti Esperanza te interesa sólo porque es virgen¡¡ ¡¡no te finjas el enamorado porque no te queda¡

--¡¡si pero que mientras después de que te la tires tú la vas a dejar yo pienso seguir a su lado¡

Mauro habla molesto. Sebastián sabe que su amigo tiene razón y por eso no se defiende. Lo deja ir. Cuando Mauro llega a la casa no hay nadie . Va directo a la habitación de su hermana a tomar la grabadora.